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miércoles, 23 de agosto de 2017

No Recuerdo

No Recuerdo

No recuerdo cuando fui loco, me llevaron al manicomio de la realidad absoluta y descendí por la caverna de la pesadumbre, allí me perdí. No recuerdo cuando ataron mis sueños a una cuerda de ocho nudos marineros. No recuerdo cuando esa cuerda que nos ataba para sentirnos cerca me ahorcó al alba. No recuerdo cuando se secó mi tinta espesa, de esa indeleble, la tinta de luz escuece a los ojos cuando consigues leerla de noche. No recuerdo cuando la música dejó de verse para solo oírse en mi cabeza vacía. No recuerdo cuando dieron caza al halcón que sobrevolaba mi habitación, en la cueva de ese manicomio.
Pasad si queréis por él y traerme tabaco y garbanzos secos. Ni fumo ni bebo, tan solo esnifo el tiempo que me queda de cuerdo, para ver si me alzo a los infiernos de mi estampida. Podéis venir a mi fiesta nocturna, si consigo escapar. Os he mentido, si fumo y bebo, del tiempo pasado, como droga que hay que expulsar, quizás el fuego de un incendio provocado... quizás la electricidad de un rayo fugaz destierren mis penas enterradas bajo la piel no tatuada, virgen de tinta, blanca como el caballo que galopa libre por mis poros.
Reniego de mi vida para resucitar de entre los vivos que siguen comiendo día tras día sus vidas inertes en el espacio y tiempo, divago... filosofo... entre libros sin hojas, entre hojas sin tinta... divago.. entre canciones de sordos y mudos mundos. El oxígeno dejó de ser en mi algo necesario, dejó de ser vital para mis pulmones... prefiero inhalar un humo denso que dibuje una silueta que me haga toser todo aquello que acumulo en mi interior semi podrido por el agua estancada.
Por favor no dejéis que os pase.. no dejéis que se estanque el agua, sea mar, sea río, sean tus lágrimas, dejar que fluyan las gotas, dejar que las olas os ahoguen si así conseguís ser...vosotros mismos, pero cuidado con los balleneros que os darán caza por ser libres. La libertad es un precio caro para los cuerdos con cuerdas amarradas a su pecho, los que sangramos al cortar las ataduras de nuestra alma sabemos que al fin, la droga más adictiva es la libertad, quieres ser libre?, venir a mi manicomio y liberarme. Pero trae tabaco y garbanzos. Es para sobornar a los carceleros. Ya que con palabras no sirve, te miran, pero tus palabras les atraviesa, como la arena fina del desierto entre tus dedos, no quieras razonar con alguien que no te escucha cuando te mira ni te ve cuando le hablas. Es más fácil morir desangrado y menos doloroso que ver a alguien así, y que sea el reflejo de tus pasiones, eso coagula tu sangre mientras mueres lentamente en una agonía indescriptible. A veces la cebada y los rayos blancos de la luna ayudan a soportar las heridas, pero jamás cicatrizan, nunca me ha gustado disfrazarme, odio los vestidos que maquillan quien soy, odio aquellos que se te presentan con una capa por encima y creen que ya son ellos, odio vestirme, prefiero desnudarme y que me toquen unas manos suaves y así me vistan, con caricias eternas. Tu me verás desnudo. Come garbanzos.
La leche del deseo es dulce, el placer de lo escondido no tiene precio, las capas de los mantos que duelen se pueden desvanecer con el huracán de las deudas saldadas, y con el aire fresco de un beso, húmedo, suave... dejarme aquí solo, a no ser que me liberes de los clavos de mis pies. Te espero, hagamos una gran fiesta, con banquete y todo, pero ven desnuda, no te disfraces, poséeme mientras arañas mi cuerpo, mientras los carceleros se vuelven locos, de ver a un cuerdo volver a pecar con su locura, amarrada por un tiempo, que dejó de existir, y se recupera cuando la música la vuelves a ver. Mis pensamientos encarcelados fueron libres en ese muro odioso al cual le temo más que a mi propia muerte, que bello es morir, si luego resucitas en el mismo instante que lo quieres hacer y sin la ayuda de un dios de madera que se pudre con el agua estancada, os lo dije, dejar que corra, dejar que fluya, dejar que os ahogue... siempre habrá una sirena dispuesta a susurrarte al oído y con su veneno te aliviará las penas, con sus pulmones llenará los tuyos. No recuerdo cuando bebí del veneno dulce de una sirena varada en las orillas de mi alma. Los surcos en la arena de la playa me dicen que demasiado tiempo nunca es suficiente, y que para siempre son conceptos que no existen. Los conceptos se los dejamos para los otros, yo prefiero construir palabras que sean entendibles para un segundo de vida, si lo piensas muchos segundos se pueden convertir en un orgasmo interminable....
Dejarme ya... voy a quitar esos huesos rotos de mi piel...
Dejarme ya... no quiero verme reflejado en vuestro rostros...
Dejarme ya... soltar las riendas del unicornio...
Dejarme ya... como me dejo yo...
Dejarme ya... no repitáis mi nombre, porque no lo recuerdo, no me importa llámame como quieras, pero dejarme ya... porque solo quiero una cosa, solo una sin nombre, sin alma, sin nada, ya lo recuperaré de ese naufragio...
... solo quiero volverme loco...



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Fecha23-ago-201710:22UTC
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