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martes, 29 de octubre de 2013

DE 8 A 9 -REALIDADES-

Me gusta pasear. Mi ciudad es una de las más importantes de Europa, y gracias a sus juego olímpicos allá el año 92, se abrió de una manera espectacular al mundo. Si, me gusta. Me ayuda a visualizar muchas de las historias que luego escribo, o dibujo aquello que mi mente fotografía. Uso una de las paredes de mi casa como libreta para mis dibujos, así puedo analizar lo que cada día represento . Apenas tengo vida social, prácticamente estoy solo en el mundo, ya sea porque mis seres queridos han muerto o porque yo los he asesinado con mi soledad. Cuando dejas de responder a mensajes, a llamadas, a emails o a lo que está tan de moda con los nuevos teléfonos, llega un momento que desapareces del mapa, ni tu mejor amigo entiende porque un día dejas de existir para él. Tus amigas se desvanecen como la niebla matutina de las montañas. Y en el trabajo aceptaron mi renuncia sin esperar una explicación, preferían pagarme lo que les reclamé a aguantar mis insolencias y faltas de responsabilidades. Yo no era así. Yo era todo lo contrario, incluso me atrevo a decir que era un tipo cuadriculado, de costumbres. Me levantaba y mi vida estaba programada, con tal exactitud que podría compararme con un reloj suizo. La taza de café preparada, con el asa dispuesta perpendicularmente al pote de azúcar. Una cucharadita que no rebose el borde, pero que no llegue a ser medía porque sino el café se va por el desagüe y vuelta a empezar. Una pieza de fruta, el diario sobre la mesa y la televisión encendida para ver que depara el día. La ropa perfectamente seleccionada por la noche y puesta en el galán de noche que heredé de mi abuelo. Vehículo propio, motocicleta o coche dependiendo del tiempo que haga, tiempo que consultaba y estudiaba en una de las webs meteorológicas, antes de salir. Si podía ir en moto, me recreaba con el diario porque ganaba tiempo. En el trabajo igual, era una especie de directivo en una empresa de exportación y llevaba de cabeza a mis empleados, lo quería todo perfecto. Podía hacer repetir un informe si alguna palabra no me cuadraba. Obviamente mi secretaria tendrá un lugar preferente en el cielo cuando muera si es que no me mata antes y la destierran al infierno, aunque yo creo que le darán la absolución cuando sepan quien era su jefe. Le costó seis meses traerme un café como a mi me gustaba, le costó más de un año entender el porqué yo quería un lápiz de 0'5 blando, un punta fina de una marca en concreto de color rojo, azul y negro, el verde era opcional pero mejor tener porque si un día lo pedía y no había, el señorito se enfadaba, hojas de papel reciclado pero que no se notara en exceso, y así mil y una cosas más. Os puedo asegurar que amo a esa chica y que ella me odia, eso si, su futuro está asegurado al haber trabajado para mi, su currículum le abrirá todas la puertas, incluso las del cielo. También es verdad que cuando le redacté mi carta de dimisión no pudo reprimir sus lágrimas. Pero un día todo cambió, me levante como siempre y algo iba mal, la sensación que tenía es que algo raro me rodeaba, quizás no había dormido bien o una pesadilla me había dejado mal cuerpo, era una sensación que se me escapaba. No sabía si era algo físico o psíquico. Opté por no darle mayor importancia. Como siempre realicé lo que casi era ritual, el aseo, el café, la fruta, etc entonces me percaté de una cosa, no había preparado la ropa por la noche. Sé que parece una nimiedad pero para alguien como yo eso era una cosa rara, sobre todo cuando sabes a ciencia cierta que si lo hiciste. No es que sea supersticioso pero sabía que ese día no sería normal. Pero ese hecho no hizo que mi vida cambiara radicalmente, fue al final del día, una reunión me había demorado más de lo habitual, salí de los últimos a eso de las ocho, mi secretaria me acompañó. Una vez en la calle repasábamos el orden del día siguiente a raíz de lo que se había acordado en dicha reunión, y entonces ocurrió. Unos metros más adelante vi a mi padre. No sería de mencionar si mi padre no estuviese muerto desde hacía más de veinte años. Me quedé en silencio, dejé de oír lo que Elsa me decía, mi cerebro percibía una imagen fuera de la realidad y mis oídos un pitido molesto pero no ensordecedor. Me despedí de ella casi groseramente y salí detrás de aquel hombre que se parecía a mi padre. Lo seguí a una distancia prudencial. No me lo podía creer, su calvicie, su bigote, su barriga, su estatura y color de piel, su manera de andar. No daba crédito a que hubiera una persona tan parecida a otra. Eran dos gotas de agua. O quizás la misma gota. Su imagen era justo la que tenía antes de fallecer. No pude evitar el contacto, me arriesgaba a que ese señor se asustara, gritara o incluso que se cayera y se hiciera daño. Pero todo aquello en lo que yo creía se iba engullido por un torrente de agua. Cuando lo tuve al alcance de la mano le dije: -Perdone caballero-se giro, me miró con esas gafas gruesas que yo recordaba, con ese ojo casi ciego que tenía y que le obligó a dejar de hacer muchas cosas. -¿Que quiere?- su voz retumbó en mi interior como un trueno dentro de una cueva, me quedé paralizado, no me lo podía creer tenía delante a mi padre con la edad que se quedó en mi cerebro, la edad de sus últimos días, o meses. -¿No me reconoces?, soy yo, Albert tu hijo- pero mis palabras no daban el efecto que yo pensaba.-Se que te puede sonar raro, pero eres tu, eres mi padre- sonrió, se recolocó las gafas como para verme mejor y me dijo: Lo siento caballero pero mi hijo tiene 32 años y perdone pero usted es un poco mayor, jeje. El me acaba de llamar para que mañana recoja a su hija del parvulario y no creo que usted tenga una niñita de un año- no daba crédito a lo que oía, mi hija tiene 22 años y se fue a Alemanía a estudiar y se quedó allí. Pero una cosa era cierta mi padre solía cuidarla junto con mi madre, pero era él quien la recogía y la llevaba al parque o su casa. Era él. Creo que dejé de llorar cuando falleció mi mujer y mi pequeña me dijo que se iba de casa. Mis lágrimas se secaron. Pero delante de aquel hombre que era mi padre empecé a sollozar. Y balbuceaba unas palabras que no entendía ni yo. -Buen hombre, ¿necesita algo, quiere que llame a alguien? -Papa, vas a recoger mañana a Vicky, al parvulario Chip y Chop, te la llevarás al parque de Los Duendes y esperarás a que Raquel mi mujer la venga a recoger- cuando acabé el rostro de aquel hombre era una mezcla de terror e incredulidad, parecía que se quería ir corriendo pero algo le paralizaba, lo mismo que a mi. -Dios mio, ¿eres tu?, ¿pero como?, estás mayor -No lo sé, pero voy a disfrutar de ti, porque la ultima vez.....-no hacía falta que dijera más, mi padre sabía que en mi vida el ya no existía. En la suya si, pero le quedaba poco. Estuvimos solo una hora, de 8 a 9, porque?, en aquel momento no lo sabía explicar. Estábamos en una cafetería fui al baño y mi padre se desvaneció. Fue como si no hubiese pasado, el camarero me miró como si estuviese loco cuando le pregunté por mi acompañante, me fui desolado. No pude decirle todo lo que quería. Dudé de todo, era un sueño, una realidad paralela o solo mental, no lo sé. Desde entonces todo cambió en mi vida, solo me dediqué a andar, quería volver a encontrarme con él, así que cada segundo de mi existencia paseaba, analizaba y recopilaba cada instante en relatos, dibujos, pinturas, para que mi mente descansara de tanta información. Andaba por mi exbarrio, pero nada, por donde mis padres vivían pero ahora hay un edificio de oficinas. Después de mucho pensar, de analizar, de reescribir mi historia unas cien veces, de intentar escuchar los diálogos que con mi madre tuve cuando me llamó para decir que papa había muerto, he intentado saber que pasó en esa hora. He tardado más de cinco años en descubrir que todo está relacionado con esa fracción de tiempo, de 8 a 9, y ahora es tarde, no entendí porque solo pude estar esa hora, y por mucho que me centre en buscarme ahora en mi otra realidad papa ya ha muerto. Yo solo quería buscar o a él o a mi. Si me hubiera encontrado me abofetearía y me diría lo que hacer. Y a él para decirle que lo siento, para decirle que ojalá esa llamada que duró una hora no hubiera existido, porque en esa hora nos enfadamos y fue la última conversación que tuvimos, y jamás le pude decir: Lo siento papa, te quiero. Código: 1310035864089 Fecha 03-oct-2013 15:54 UTC

5 comentarios:

  1. ¿Sabes?...lo primero decirte que naturalmente es fascinante lo que escribes y como lo escribes, es como si te olvidases del espacio tiempo en el que te encuentras, y te metieras de lleno en el relato, viviendo y sintiendo cada emoción y pensamiento. Pero en éste particularmente, he de decirte que me he sentido muy identificada. Y que por ello lo he sentido mucho más cerca de mi piel que se erizaba con cada renglón. Uno de los episodios de mi vida que más me han perseguido a lo largo de mi camino, es aquel en el que mi mente viaja a ese lugar donde atesoramos todas esas cosas que quedaron por decir, hacer, incluso sentir, y en este caso igualmente, con respecto a mi padre. Esto sería una historia muy larga que contar, muchos años de odio e incomprensión, una espina clavada que nunca pudo desprenderse, y la partida de mi padre sin que pudiéramos mirarnos a los ojos y perdonarnos, y sin decirnos tantas cosas que quisiéramos habernos dicho…pero algo similar a tu relato ocurrió, algo que sin duda, puso un punto y seguido en mi vida, y en su partida.
    Pero bueno, lo que aquí nos ocupa ahora son tus maravillosos relatos. Esa vida que se deja entrever entre tus líneas, ese sentir inmenso que a veces nos desborda, y nos lanza a situaciones que ni nosotros ni nadie entiende, sencillamente porque se escapan de lo coherente y cotidiano. Cuando realmente, ahí donde todo es irracional, donde no hay más verdad que lo que sentimos en ese estado puro, es donde nos sentimos inmensamente vivos…

    Y sigo leyéndote…y sintiéndote…

    Un placer! ;-)

    Muackss!!

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    Respuestas
    1. Muchas gracias Ginebra es un placer tenerte en mi rincón....

      Besos!!!!!

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  2. Se eriza la piel leyéndolo... Es impresionante el texto...

    Muchos besos.

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  3. Muy buen texto juanjo, estoy de acuerdo con misteriosa en su comentario, un beso.

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  4. Muchas gracias por vuestros comentarios, y lo mejor es ver que mis relatos os hacen sentir...eso es lo mejor!
    Besos

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