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martes, 29 de junio de 2010

El latido de un árbol (5to fragmento)

Mar de arena era su destino, el desierto era su lugar buscado. Era un largo viaje, solitario pesar, ¿qué encontraría por el camino?, ¿Cómo iría?. Se alejó de la ladera del río para regresar a la senda, allí donde una piedra le habló. –Si pudiera volar llegaría pronto a mi destino- No le faltaba razón, porqué un mar debía cruzar, quizás un océano. Andaba y andaba, el día estaba agotado y dejó paso a su amada noche. El joven exhausto se sentó al lado de un árbol, se recostó sobre hojas y se durmió. Al instante de cerrar los ojos su inconsciente empezó a vivir, ¿Qué historias albergaba aquella vida?, una de ellas fue la siguiente: -Un mar se extendía sobre su mirada, el oleaje teñía de blanco espumoso ese azul oscuro, las nubes ocupaban casi todo el cielo, pero dejaban pasar algún rayo solar lo que hacía que el espectáculo fuese aún más bello; las flechas del astro rey dibujaban una cortina brillante. Un ave sobrevolaba aquel paisaje fantástico. Él lo observaba todo desde un galeón, era de una madera brillante, sus mástiles tocaban el cielo y las nubes se enredaban con las cuerdas de las velas. Clavos y encajes eran de oro, los bordes metálicos de plata y las ventanas eran diamantes. El suelo era de azabache, el más negro jamás visto. Las velas eran de seda negra, tenían un bordado tejido con hilos de color rojo, verde y negro que formaban un dragón enfurecido. En la proa, debajo del bauprés, había una figura majestuosa, bella, era una mujer desnuda, se cubría su sexo con una mano, la izquierda, con la derecha sus pechos. Era de bronce, brillante, pulido, daba la sensación que en cualquier momento cobraría vida. El pecho parecía latir y sus ojos lágrimas derramar. Sus labios eran grueso, carnosos, sensuales; incitaban al beso. Su nariz una gota de rocío, sus ojos sensibles con expresión cálida, serena, tranquila; emanaba seguridad, contrastaba su sonrisa entre melancólica e irónica. Su pelo largo serpenteaba por casi todo su cuerpo, el viento parecía querer apartarlo para mostrar su silueta. Silueta dibujada sobre un lienzo de madera.
Era un barco bien armado, cincuenta o cien cañones por costado, de oro, plata y cobre, con balas de cristal rojizas y azuladas o verdosas y anaranjadas o blancas y negras. Toda la tripulación estaba al servicio del Capitán Dorvatro.
Nada ni nadie podía con aquel galeón, por nombre Soledad I. Miles de batallas ganadas, ninguna perdida. Era impensable perder bajo el mando de aquel capitán tocado por la protección de su diosa Lucigel. Representada en la proa. Incluso la ira de la naturaleza se apaciguaba cuando él levantaba los brazos y gritaba. Pero en su sueño aquel día una tormenta acechaba al barco. Rayos caían en picado, el fuego iluminaba el cielo, trompetas tocaban el himno de la muerte, algunos de la tripulación saltaban de barco y gritaban: “!Socorro, socorro, Capitán haga algo!”
-Esperar a que acabe lo que me acontece ahora- ¿qué podría ser más importante que aquella emergencia?, eso era lo que recorría la mente de los marinos. Pero nadie dudaba de él y de sus decisiones. Estaba encerrado en su camarote, escribía un poema a su Diosa, el siguiente:
-¡Oh Diosa mía!,
¡oh maldita hembra!,
¡Oh, el amor me haces!,
¡Oh, el placer me invade!.
Buscar debo,
encontrar necesito,
amar, soñar, verbos
sin mas, verdad
sin mas. ¿Qué mas
que morir?, ¿qué menos
que llorar?.
¡Oh Diosa del mal!,
¡oh bendita mujer!.

Un poema, una canción, mientras un concierto en el mar había. –Ahora puedo mis valientes, ayudar os debo y salvaros quiero – mientras sus palabras los tranquilizaba, subía a cubierta, vestía con pantalones ceñidos de color verde tan oscuro que parecía una noche sin luna, una camisa blanca perla con un bordado con hilo de sol una rosa y una águila en el pecho izquierdo, un puñal y un ojo llorando en el derecho. Calzaba unas botas negras que le cubrían hasta las rodillas. Encima un chaleco a juego con el pantalón. Un cinturón grueso con una hebilla de plata, que un león era. Agarraba su espada y su daga, ambas con nombre propio, la primera Esbelta y la segunda, Alba. Con su ornamenta característica se posó en la punta de la proa. Empezó a llover, como rugía el cielo, la tierra temblaba, el mar se agitaba, los hombres lloraban, él se reía y su dama disfrutaba. Un tornado en el horizonte, le acompañaba una luz roja y fuego sobre el mar. Rayos, truenos, vientos huracanados y los mismos crujidos del barco tocaban una canción, una música infernal. “-¿Qué hará nuestro capitán?-“ El reía y reía, sangraba y lloraba, jadeaba de placer y se relamía las heridas, entonces gritó y gritó, la tormenta le oyó, y rugió más que él. Desenvainó su daga, se rasgó la camisa y el chaleco lanzó al mar. A pecho descubierto enfrentarse iba. Sin temor, sin miedo cogió fuerte su daga y el tórax se abrió, sangre y más sangre brotó de su cuerpo, de su ser. Seguía riendo, gritaba todo lo que su fuerza interior le daba, se le oía más que a la misma tormenta. Un hombre con el pecho ensangrentado y con el cuerpo encabritado se enfrentaba al salvajismo de la naturaleza.
En sus ojos, lenguas de fuego.................

lunes, 21 de junio de 2010

BALAS SIN NOMBRE

No se cuanto tiempo llevo aquí. Levanto la cabeza levemente solo para mirar si se mueve algo en mi horizonte. Estar tumbado a priori parece cómodo, pero cuando prácticamente es tu posición normal. Se te duermen todos los músculos, primero es un cosquilleo, luego ese cosquilleo parecen pequeñas descargas eléctricas, más tarde se convierten en rampas para dar paso al dolor a veces inaguantable, pero para eso nos proporcionan un kid médico legal, no se si me queda algo, yo ya tiro del kid no oficial, de ese que está completamente prohibido por nuestro superiores delante de políticos o estamentos oficiales, pero que en las instrucciones incluso nos explican como debemos tomarlas y en que dosis, y sobre todo no comprarlo en la calle, sino a gente de confianza, claro está que ellos te indican quienes son los de confianza.
Creo que llevo semanas solo comiendo comida enlatada y barras energéticas, ahora hace días que no me vienen a visitar ni superiores ni los de avituallamiento, ya me dijeron en su última visita que tardarían en volver, por eso me dejaron más alimentos y líquidos de lo normal, y medicinas de las legales y de las que no existen. Las órdenes ya las tenía claras antes de tumbarme en esta colina, disparar a todo lo susceptible de ser enemigo.
Mi puesto es privilegiado, es una pequeña colina rodeada de pequeños árboles, matojos y rocas, todo ello me hacen ser invisible, podrían pasarme por encima y no se darían cuenta de que hay un ser humano bajo sus pies. Entre unas rocas he cavado una pequeña zanja en la que yo estoy tumbado, me cubro con un tronco hueco, entre el tronco y yo hay una tela color por una lado de camuflaje verde y por el otro color tierra, el tronco al ser marrón la parte de la malla que me cubre es de un tono arenoso, el resto de decoración son los matojos y hierbajos que me rodean, soy invisible, incluso mi arma es transparente a los ojos de los mortales, es de una aleación que no deja que la luz se refleje, a de mas la pinto dependiendo el paisaje, usamos unas pinturas fáciles de secar con productos especiales que no existen en el mercado tradicional. En la base de la zanja me he colocado una manta algo acolchada para no estar del todo incómodo, ya ni la noto.
A veces me incorporo, pero no debo estar mucho tiempo enseñando mi cuerpo porque al estar solo soy presa fácil para el enemigo, aun poniendo trampas caería fácilmente si detectaran mi posición. La ciudad que controlo está a un kilómetro, si veo movimiento extraño me da tiempo de huir, ¿pero a dónde?, por eso solo paso algún minuto fuera de mi caparazón, la verdad es que me asemejo más a un caracol que a un ser humano. Tendríais que ver cuando me levanto de mi escondrijo, me tiemblan las piernas casi no me aguanto en pie, si alguien mirara vería a un matorral dando tumbos, llevo una especie de mono de camuflaje adornado como si fuese un árbol de navidad pero en vez de bolas plateadas llevo colgado hojas, piedras y arena, y mi espíritu muy navideño, la verdad no es.
El dormir es un tema peliagudo, no puedo estar más de dos horas seguidas, pero por otro lado necesito relajar cuerpo y mente, así que me he hecho un planning de descanso, cada seis horas de tensión duermo o descanso una o dos horas máximo. Mi despertador no suena ni vibra, ni hace luces, es un reloj interno, mi cuerpo se ha adaptado tanto a este sistema que mis párpados se abren automáticamente . No sé lo que haré cuando llegue a casa y tenga una vida normal, si vivo solo, en fin no hay problema pero como mantenga una relación con alguien, lo vamos a pasar mal. Supongo que luego sabré adaptarme a la vida de un civil corriente, con familia y con las preocupaciones típicas, ir al super, pagar hipoteca, sacar al perro a pasear, dormir ocho horas seguidas, no matar a nadie, digo yo que lo sabré hacer ¿no?.

No se cuanto tiempo llevo aquí. Creo que llevo semanas o meses, para mi el tiempo no existe o al menos no debe existir, sino podría acabar loco o peor aún, dormido. Por suerte mi tiempo lo calculo a través de las víctimas de mi puntería. Procuro hacer que caiga un terrorista cada intervalo entre descanso y descanso, así se cuando he de descansar o comer o mear, les he de llamar terroristas en nuestro vocabulario queda excluido hablar de hombres, mujeres o niños, o simplemente seres vivos, para nosotros solo son trozos de carne y a nuestros superiores se les antoja llamar terroristas, así tenemos todos las conciencias tranquilas, o al menos aparentemente. Que lejos de la realidad. Bueno haciendo este cálculo diría que llevo, a ver si cuento que cada hora cae uno, pero claro si van de dos en dos… no entonces solo cuento uno, días festivos no valen… los del camión, no me quedó claro cuantos iban… si, creo que llevo más de dos meses aquí.
Cuando la conciencia llama a tu puerta también debemos sobreponernos, para eso hay unas técnicas, les llaman Tácticas de sobreconciencia, hay varios capítulos, es lógico es un tema que preocupa a nuestros superiores, no vaya a ser que nos derrumbemos a las primera de cambio, y es que matar en nombre de la libertad no es fácil, si te preparas psicológicamente un poquito, se hace mas llevadero, y si te medicas más aun. Una de las tácticas es darle sentido a tu disparo, es darle un motivo de que exista, por ejemplo, ayer le disparé a un soldado enemigo, si te entran dudas piensas, él haría lo mismo, te mataría sin dudarlo o quizás a un compañero tuyo o violaría a tu mujer si pudiera, o invadiría un país bueno. Así pues tu bala se llama libertad o uf menos mal que te he usado.
Si por ejemplo matas a una mujer piensas que en su vestido lleva escondido alimentos o medicinas para tus enemigos, lo que quiere decir que alimenta a terroristas, esos que a su vez te podrían matar a ti o tus compañeros o violar otra vez a tu mujer, no entra en nuestras cabezas porque está prohibido pensar que esa enorme barriga alberga un bebé, no, sobre todo eso no!
Si por otro lado matas a un niño de edades entre catorce y diecisiete años, se considera adulto y por tanto un soldado, por tanto es el punto explicado antes. Si por otro lado el niño es menor de catorce años, la cosa cambia, has de pensar que en sus juguetes puede haber algún tipo de explosivo, y si no lleva ningún juguete, puede ser que lleve adosado a su cuerpo una bomba, lo cual es un claro peligro para la humanidad libre, la cual nosotros defendemos. Así pues no le quitamos la vida a él, sino salvamos la vida a muchos otros niños inocentes. Y en este caso la bala se llama esperanza.
Como veis hay muchos motivos para cerrar las puertas a la conciencia. Uy! hay movimiento en la calle mayor, o en lo que queda de ella, muchos soldados, coches blindados, periodistas; ¿que está pasando?, voy a ver de cerca, solo he de destapar a mi amiga y poner el ojo cerca de la mira, es brutal como un kilómetro de distancia se reduce a nada. Pero, ¡si son de los nuestros!, porque no me han dicho nada, ¿habremos tomado el control de la ciudad?, se han olvidado de mi, yo que llevo semanas aquí defendiendo al mundo de terroristas. Quien será el del coche, a ver ya sale, ¡oh Dios, si es mi Presidente! Definitivamente hemos tomado el control no solo de esta ciudad sino de la zona, porque si viene en persona, muy seguros han de estar de que no le suceda nada.
Creo que mi conciencia se ido de vacaciones. Porque me está entrando unas ganas de matar a mi jefe. Pero para asegurarme de que no me jugará una mala pasada, voy a convencerla. A ver, en primer lugar el tiene el poder de decidir a quien matamos y a quien no, eso por otro lado se puede poner en contra de nuestro país libre, que deja de ser libre cuando solo una persona puede acabar con millones de ellas; si, voy bien, en nombre de la seguridad me hace matar a niños, mujeres y a todo lo que se mueva, pero en verdad lo que interesa es el precio del petróleo, por tanto miente, por tanto esto va en contra de la educación de esos niños a los que defendemos matando a otros; sigo bien. Creo que esta bala que ya está cargada la voy a llamar, por fin me nos libramos de él. Se que después de él vendrán otros, muchos otros, ¿pero y lo a gusto que me voy a quedar?, quizás le demuestre a todos, que no hay nadie que se libre de la muerte repentina, esa muerte a la que me han enseñado aplicar sin piedad, sin dudar he de apretar el gatillo, se cruce quien se cruce en mi punto de mira, y soy bueno, voy a realizar el último de mis disparos, luego recogeré mis cosas y desapareceré, total, no existo, ellos han querido que no existiera, a de mas tengo más de un kilómetro de ventaja. Mis músculos se recuperarán rápido, aun me queda "medicina", colombiana, muy buena. Lo que no se si reclamar un finiquito o las vacaciones que me deben, quizás no. En fin me voy que el dedo ya ha hecho su función.