Portada de mi libro

Portada de mi libro
Diseño Alfredo Viguer

Nuevo Libro

Nuevo Libro
Portada Alfredo Viguer

Accede a mi libro

Clicando en el enlace podrás descargarlo gratuitamente o bien comprarlo. Para latinoamérica también, aunque no para todos los paises. Gracias

Seguidores

viernes, 11 de diciembre de 2009

¿YO?, ¡DONDE!

Esta mañana me he despertado y me he levantado, normal; cuando estaba delante del espejo me he visto reflejado en él. Entonces he cabeceado al maldito espejo. Que dolor más grande cuando me he dado cuenta que el cabezazo me lo he dado a mi mismo. ¡Si, si, ya lo limpiaré todo!, ya recogeré los pedazos que han caído y pasaré el trapo por el suelo ensangrentado. Cuanta prisa, tiempo al tiempo.
Lo peor de todo no es limpiar, sino el saber que con el cabezazo creo que me he perdido. En serio he pasado por otro espejo y esta vez mi reflejo no estaba. Dudo mucho que ahora sea un vampiro, así de sopetón, no creo. Muerto tampoco, me duele la cabeza y mi madre me ha visto antes, ya sabéis, la bronca por el estropicio, me ha hecho limpiar lo que he ensuciado. La única explicación es que no estoy, claro qué, pienso, menos mal, ¡existo!. Hay poca gente que exista.
Quizás debería acostarme un rato, a ver si vuelvo. ¿Habré ido a comprar o tal vez a pasear?. Bueno esperaré y mientras leeré y escucharé algo de música. Como relaja un momento en el tiempo dedicado a uno mismo, con buena lectura y con buena música. Todavía no he vuelto. Si que llego tarde, podría llamar al menos para decir donde estoy, con quien ando y a que hora llegaré, ¿no? , si es que cuando hago una locura, la preparo a conciencia. Rompo un reflejo y desaparezco.
Llevo varios discos y casi acabo el Quijote, ¿dónde demonios estaré?. Decidido, voy a buscarme. Empezaré por la habitación oscura. Tiene las paredes, el suelo y el techo de color negro. Es como un gran párpado. A lo lejos oigo un ruido, no veo nada. Ahora se oye tan cerca, si estoy acercándome. Es agua, una pequeña cascada en la pared. Agua dorada, como si el sol la tostara, es cálida, su rugido me da valor para buscarme. ¿Qué pasa?, todo se mueve. Un gran tornado se dirige a mí. Que viento tan fuerte, ¿me tirará al suelo?. La tromba de aire recoge el agua, me envuelve, me desnuda, me alza a lo alto de la habitación. Penetra por mi boca, me llena, me sacia, quizás me esté dando vida. Oídme pájaros, ¡estoy vivo!; oídme felinos, ¡soy pájaro!; oídme lagartos, ¡soy felino!; oídme, ¡no soy yo!. Estoy perdido. No estoy, Soy. No. Fin. Voy. ¿A dónde?. A por mí.
Todo, aire y agua, está dentro de mí. Veo una grieta en la negra pared. Creo que puedo pasar por ella, sí, paso. ¡Oh que veo!, una gran luz pero no hay nada, floto. Ya no, toco suelo. Hace un día precioso, el cielo está tan limpio y el sol lo acaricia todo, hasta mi piel desnuda. Los animales me saludan, los humanos me extrañan, no me ven, creo que son androides. Los árboles se alzan esbeltos, casi tocan las nubes, estas son de colores, el sol es su brocha y el cielo sus pinceles. Un humano se ha acercado y me ha dado un lengüetazo. ¡Que áspero, que sucio!, ojalá te conviertas en lo que eres, un animal presuntamente racional.
¿Por qué el cielo se ha tornado verde?, de azul cristalino a este verde, que cada vez es más oscuro. De nuevo una grieta, que sigue siendo azul celeste, creo que puedo pasar. Si que puedo pero, donde estoy, que apretado, las paredes no son planas, es como un tubo y he cabido justo. Puedo alargar las manos, no consigo llegar al final. Que angustia, anda igual que aquella monjita del colegio, Sor Angustia. ¿Ella se sentiría así, como yo ahora?, no tengo respuesta, solo sé que esto está gelatinoso, que repugnante. Ahora vibra, ¿Qué pasa?. Todo se mueve y vibra cada vez más y más y muchísimo más, se oye un estruendo como un disparo, salgo impulsado, ¡soy el hombre proyectil!, el conocido y reconocido hombre bala, del Gran Circo de los Estúpidos. ¿Dónde caeré?. Ya veo, un gran río me hará de colchón, es azulado y algo verde esmeralda.
No me mojo, formo parte de él. Es como una acaricia de mujer, cuanta sensualidad en sus manos. ¡Ven bésame, tócame, cántame!, ¡oh, cántame y bésame! Desgárrame con tus notas endiabladas. Degústame en un mar de placer. Sacia tus deseos en mí. Luego soseguemos el fuego, acaríciame de nuevo, te besaré junto al mar. Luego moriremos los dos, juntos, para que lo que ha sucedido viva por siempre. Ya, ya veo el fin del río, poco a poco entra por mi nariz. Lo respiro, lo siento, lo canto. Ya es parte de mí, sigue, sigue acariciando mi piel desnuda y yo te seguiré cantando, llorando y por fin el sol guiará nuestros llantos; y la luna nuestro sol. Saciemos nuestros deseos juntos, ya está, ya forma parte de mí. Pero yo, sigo sin estar.
Otra grieta aparece en mi camino, en mi propia búsqueda de mí. No hace falta decir si paso por ella, verdad. Estoy en un bosque de hielo. No obstante las plantas de mis pies no se hielan, al contrario, están calentitas, que gustito. Hay cientos, digo miles, que digo, millones de formas cristalinas diferentes. Está vivo, dentro de esas formas corre un líquido rojo, ¿será sangre?, debe serlo. La luz que atraviesa este bosque hace que en el aire hayan miles de colores y de figurillas luminosas, se me pegan en la piel. Es como mirar a través de un vaso. Vaya, el calorcillo gustoso de los pies se ha ido, los tengo fríos. No puedo casi andar, los gemelos están rígidos. Me estoy congelando, voy a morir. Seré un cubito de hielo en forma de hombre. Aun estando congelado, noto que sigo vivo. Primero se me han congelado las extremidades inferiores, la parte superior del cuerpo podía moverlo, pero he podido resistir muy poco, el frío ha podido conmigo. Se me han helado los…. No noto ya casi mi cuerpo. Sólo noto el bombeo de mi corazón; es curioso la poca atención que le ponemos a nuestra válvula de vida natural. Yo he puesto atención ahora que ya no puedo hacer otra cosa. Formo parte del bosque, soy hielo y por mí corre un líquido rojo, ¿debe ser sangre?, sí o quizás fuego. ¿Pero saldré de aquí?, voy a reventarme las venas, si lo que hay en ellas es fuego, podré salir. Ya está, derrite fuego mío, deshaz el hielo frío y cortante, a la vez que bello. Oigo una guitarra a lo lejos, puedo mover los brazos. Pero pierdo mucha sangre, demasiada. Noto como corre la electricidad por mi cuerpo. ¿Podré deshelar todo?, lo intentaré. ¡Sal serpiente roja! Sal de mí, ayúdame agua del río y tú, mar dorado, tu también tornado. Todos, incluso tú, hielo, ¡ayúdame!. Ya casi está, pero mi fuerza se desvanece, voy a caer, no rendido, eso jamás pero si exhausto. Quizás no vuelva pero estoy contento o quizás no, noto mi último suspiro….adiós.
“-Ya vuelve en si. ¡Ey chico, despierta!. Soy tu médico. Has tenido un accidente cuando ibas en “moto”. He tenido que coserte parte de la frente. Pero está estable, estás vivo. Bueno ahora descansa, más tarde pasaré a ver como evolucionas.”
Vaya, la moto, la autopista, la ardilla y el suelo. Estoy mareado, que oscura es esta habitación. Voy a refrescarme, necesito agua, como si fuese oro. Vuelvo al mundo de nuevo, ¡estoy vivo!. Este lavabo parece un tubo de ensayo, ¡que pequeño!. Meterla cabeza bajo el grifo, oh oh que bien me siento. He cogido frío, voy descalzo, menos mal que hay una alfombra, que gusto. Cerraré la ventana, hay corriente. ¡Uy, vaya, ¿por qué me sorprende verme en el espejo?. No sé, será que hace tiempo que no me veo. ¡Ey, hola!, ¿Cómo estás?. Mejor gracias. ¿Y tú?. Bueno, pues ya ves, después de dormir tanto, me siento pesado, eso si, contento de estar de nuevo contigo, conmigo. En fin de verme reflejado otra vez. ¿Estás seguro?. No, no lo estoy. Pero de lo que sí estoy seguro es que es normal que no esté seguro, sino sería un sapo: ¿no crees?. ¡Si este soy yo!. Suframos, ya se sabe, el que piensa, sufre. Si, ay, mañana, mañana, mañana! Espero verte pronto. Lo mismo digo. Adiós. Adiós y recuerdos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario